Marta ha heredado la casita de sus abuelos en el pueblo. Es un sitio precioso, con antiguas paredes de piedra rústica, y con mucha luz, ya que la cocina da a un patio posterior. Sin embargo, debido a su trabajo, Marta no se puede plantear irse a vivir allí, y cuando llega el verano le gusta viajar.
Así que se planteó hacer algunas reformas básicas para alquilarla y tener unos ingresos extra. Por supuesto, no quería invertir de entrada demasiado dinero en ello, pero al mismo tiempo necesitaba que fuesen arreglos duraderos y funcionales. La clave era la cocina, ya que es uno de los espacios más grandes de la casa, pero tenía los muebles en bastante mal estado.
Marta acudió a nosotros con bastantes dudas, ya que el hecho de que cambiar las puertas de los muebles de la cocina fuese tan económico la hacía desconfiar. Le explicamos con detalle nuestros materiales, el proceso de fabricación, las garantías, y por qué es más económico cambiar las puertas que hacer una reforma integral.
Se decidió por unas puertas de cocina con acabado lacado en un blanco mate, ya que quería algo neutro y que combinase con los acabados en madera clara y los tonos beige y terrosos del resto de la estancia y de la casa. Además, es uno de los acabados más sufridos, así no tenía que preocuparse por el desgaste que pudiesen provocar los futuros inquilinos.
En este proyecto la clave fue la durabilidad, escoger un acabado resistente y en un color neutro como es el blanco, el más utilizado en cocinas con diferencia y que nunca pasa de moda.
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